Amaranto: más que alegría
El amaranto, esas bolitas chiquititas que regularmente nos comemos sólo en forma de barrita (alegría), es cultivado en una planta que puede alcanzar los 3 metros de altura, tiene hojas anchas y abundantes, con espigas y flores coloridas.
Su cultivo se remonta a más de 7000 años, es un pseudo-cereal considerado otros de los alimentos sagrados de los Mayas, Aztecas e Incas, al igual que la quinoa y el maíz. Fue calificada por la NASA como cultivo CELLSS (Controlled Ecological Life Support System), ya que remueve el dióxido de carbono de la atmósfera y, al mismo tiempo, genera alimentos, oxígeno y agua para los astronautas. De esta forma pasó a ser cultivado en los viajes espaciales desde 1985. Ese año, el amaranto germinó y floreció en el espacio, el propulsor de este hecho fue el Dr. Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano.
¿Cuáles son sus propiedades nutritivas?
Del amaranto se utilizan tanto el grano como las hojas. Se ha demostrado que las hojas de amaranto son:
- Excelente fuente de proteínas.
- Contienen buena cantidad de provitamina A y de vitamina C.
- Poseen distintos minerales, entre los que destacan el calcio, el hierro y el magnesio (aunque conviene tener en cuenta que el organismo absorbe mejor el calcio y el hierro de origen animal que el procedente de vegetales).
- Son ricas en fibra, por lo que su consumo puede resultar beneficioso para personas con problemas de estreñimiento.
- Diversas especies de amaranto, como el Amaranthus cruentus y el Amaranthus paniculus, son buenas fuentes de flavonoides antioxidantes, excelentes para prevenir el envejecimiento celular.
Por su parte, el grano del amaranto:
- Tiene más proteína que otros cereales (14.4 g/100 g vs 6.6 que aporta el arroz y 5 g que aporta el maíz). Además, el contenido de lisina (aminoácido limitante en los cereales) es más alta que la que se encuentra en el trigo, el arroz y el maíz.
- Es rico en grasas buenas, destacando la presencia de ácido oleico y ácido linoleico, que suponen alrededor del 75% de la grasa total y que ejercen una acción beneficiosa sobre los vasos sanguíneos y el corazón. En concreto, el ácido oleico aumenta el “colesterol bueno” y reduce el colesterol total y el «colesterol malo». El ácido linoleico tiene la capacidad de disminuir los niveles de triglicéridos y el colesterol total, el riesgo de formación de trombos y, además, posee una acción vasodilatadora.
¿Cómo se prepara?
Antes de cocinarlo, se debe enjuagar bajo el chorro de agua con la ayuda de un colador. Para cocerlo se necesitan de 2-3 tazas de agua o caldo de verduras o pollo, por 1 taza de amaranto. La forma de cocción es como la del arroz: hervir de 15-20 minutos a fuego bajo, apagar el fuego y dejar reposar un poco.
¿Cómo incluirlo en tu dieta?
La planta del amaranto puede utilizarse en su totalidad. Los tallos se consumen como verdura y sus hojas se pueden añadir a diferentes guisados o emplear para la elaboración de sopas, cremas o tortillas.
Con sus semillas se elaboran diversos platillos como huevos con amaranto, sopa de calabaza de elote (con amaranto), tortitas de frijol con amaranto, licuados de amaranto y fruta, sopa azteca, pollo en salsa de amaranto, crema de amaranto, tortillas, caldo de pollo con amaranto, lo puedes añadir al yogurt, preparar un atole, agua de amaranto, galletas, hot cakes, panes (si quieres hacer panes o hot cakes, deberás moler los granos hasta lograr una consistencia de harina). Hay que tener en cuenta que la harina de amaranto no sirve para fabricar pan, a no ser que se mezcle con harina de trigo, ya que el grano de esta planta no posee gluten (proteína que hace que la harina sea panificable). En contrapartida, tiene la ventaja de que puede formar parte de la dieta en caso de padecer enfermedad celiaca.
¿Dónde comprarlo?
En los mercados o en las tiendas donde venden semillas y moles, en el supermercado, en tiendas de productos orgánicos como Green Corner o Good Express (claro, a mayor precio).
Y tú, ¿acostumbras comerlo? ¿Tienes alguna receta que nos puedas compartir? #eligelomejor