Conexión cerebro-intestino. Una relación importarte para nuestra salud digestiva

Las emociones están mucho más conectadas con tu tránsito intestinal de lo que crees, no es casualidad que algunos médicos llamen al sistema digestivo «el segundo cerebro» y es que si tu salud mental se ve perjudicada, tu sistema digestivo también lo hará.

Tanto el cerebro como el sistema digestivo poseen neuronas las cuales comparten el mismo origen embriológico: la cresta neural. Dicha conexión cerebro-intestino explicaría por qué el estrés y los factores psicológicos están estrechamente relacionados con la función intestinal y consecuentemente su disfunción a través de síntomas gastrointestinales.

Lo que comúnmente llamamos “segundo cerebro” se trata del funcionamiento de nuestro sistema nervioso entérico. Este es una subdivisión del sistema nervioso autónomo que se encarga de controlar directamente el aparato digestivo y advierte sobre el hambre y la saciedad.

El sistema nervioso entérico, se compone por una red de cien millones de neuronas distribuidas por 10-12 metros (aproximadamente) que conforman nuestro tubo digestivo, por lo que son las responsables de la coordinación de las actividades de motilidad y secreción intestinal.

Estas neuronas conectan las paredes del estómago y el intestino con el córtex cerebral enviando información de lo que pasa en el aparato digestivo y cómo se desarrolla la digestión. De hecho, el 95% de la serotonina “la hormona de la felicidad”, se encuentra en el intestino e interviene en la inhibición de la ira y la agresividad, en la regulación de la temperatura corporal, en el humor, el sueño, el vómito, la sexualidad y el apetito y su inhibición está relacionada directamente con síntomas de depresión

La conexión cerebro-intestino es un complejo e intricado sistema de circuitos integrados que comunican información emocional y de los centros cognitivos del cerebro a través de neurotransmisores para el funcionamiento periférico del tracto gastrointestinal y viceversa.

Por esto es por lo que las emociones como el miedo, la ira, la ansiedad, estímulos dolorosos y el estrés físico pueden retrasar el vaciado gástrico y tránsito intestinal y es que el cerebro y el aparato digestivo tienen una relación tan estrecha, que la digestión puede modificar nuestro estado de ánimo. De hecho, hay un trastorno entero que vincula específicamente el estrés y la ansiedad a los problemas intestinales: el SII o  síndrome de intestino irritable que se desencadena o empeora en episodios de estrés.

Nuestra salud digestiva depende del equilibrio entre la función cerebral y la función digestiva; la sensibilidad, motilidad, inflamación, microflora, y la dieta. Por ello es importante que el cuidado de nuestra salud incluya la atención de factores biológicos, psicológicos y sociales ya que todos desempeñan un papel significativo.

La incapacidad del organismo humano para controlar los estresores sociales y psicológicos pueden conducir a la presencia de alteraciones cardiovasculares, hipertensión, asma, depresión y otros problemas de salud, sin embargo, nos guste o no, es parte de nuestra vida diaria y rutina por lo que debemos aprender a manejarlo y canalizarlo para cuidar de nuestra salud física y emocional y evitar que modifique nuestro tránsito intestinal o cualquier otra función básica. Para ello podemos implementar algunos hábitos de vida y de alimentación que aquí te comparto:

  • Haz ejercicio regularmente.
  • Duerme de 6-7 horas diarias.
  • Márcate pautas de alimentación saludable: consume frutas, verduras, leguminosas, carnes magras, leche descremada, queso, alimentos fermentados y cereales integrales.
  • Evita el consumo frecuente alimentos ultraprocesados (déjalos para ocasiones especiales o de verdadero antojo).
  • Bebe agua de 1.5 a 2 litros repartidos durante todo el día.

¿Cómo puedo combatir el estrés?

Contra el estrés no hay una fórmula definitiva y no podrás evitar siempre las situaciones que lo provocan, pero sí puedes entrenar tu mente para procesarlas mejor, regálate la oportunidad no sólo de realizar actividad física, incorpora prácticas que te ayuden con el manejo de tus emociones, una buena idea sería que practiques yoga o la meditación. 

La relación con tu cuerpo es la más importante que tienes ¡No te acostumbres a los malestares! Tu salud física y mental son lo primero, implementa todo lo que esté a tu alcance y te haga sentir bien.

Fuentes

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